Había una vez un bosque muy bello con gran cantidad de fauna y flora, era muy visitado y cuidado por las personas y cuidado por los animales. Un día dos amigos muy buenos Lucas y Andrés decidieron ir a acampar a ese bosque, llegaron por la tarde, todo era muy bello, pero a medida que pasaba el tiempo los animales se escondían.
- Hasta los animales nocturnos se esconden. Dijo Lucas.
- Sí, eso es muy raro. Contesto Andrés.
Pero a pesar de que algo raro pasaba ellos se durmieron tranquilos sin saber que les esperaba. A la media noche Andrés escuchó un ruido que lo despertó, salió de la carpa asustado con su linterna en la mano, pero no vió nada, entonces decidió seguir durmiendo, cuando despertaron quisieron explorar más en el bosque. En el camino, Andrés le contó a Lucas lo sucedido en la noche, sin embargo, Lucas dijo que pudo haber sido un animal u otra cosa. Ellos caminaron hasta llegar a un río en el cual pescaron y luego hicieron una fogata, los amigos estaban felices, cuando anocheció se metieron nuevamente en su carpa y estuvieron un largo rato hablando, pero de pronto, escucharon un sonido como si alguien se hubiera metido en el río, los dos amigos se asomaron pero no vieron nada, solo encontraron un montón de hojas muy grandes, entonces rápidamente cogieron una y entraron a la carpa, ellos quedaron asustados no sabían que podía haber ahí, entonces Lucas se acordó que cuando era pequeño su papá le había contado una leyenda de ese bosque y una planta carnívora muy grande que devoraba a aquellos que dañaran la naturaleza.